¿Qué hacer si siento vergüenza en la universidad?

En el proceso de aprendizaje es normal experimentar este sentimiento, y puede ser transversal a toda la comunidad educativa. Aprende más sobre esto y cómo enfrentarla acá. 

Si estás leyendo esto, probablemente recuerdes momentos en tu vida escolar o universitaria en que sentiste vergüenza. Es más, puede ser que al recordarlo estés actualmente sintiendo reacciones físicas similares a ese momento. Esto es porque sentir vergüenza en el proceso de aprendizaje es bastante común. Es una emoción que puede experimentarse de forma transversal en toda la comunidad educativa: estudiantes, ayudantes, docentes y administrativos(as). 

Son variados los momentos en los que podemos sentir vergüenza. Por ejemplo, al presentar oralmente frente a un curso o un equipo docente, al querer o hacer una pregunta en clases, cuando me equivoco frente a otros, cuando no sé algo o cuando creo que me está costando demasiado aprender. A todos(as) les avergüenzan cosas distintas y lo notamos porque hay ciertos elementos fisiológicos que indican el sentir vergüenza, como sonrojarse, evitar el contacto visual, inclinar la cabeza y agachar los hombros. No obstante, ¿sabes específicamente qué es y cómo actúa la vergüenza en los procesos de aprendizaje? Acá te lo decimos y aclaramos dudas sobre esto

¿Qué es la vergüenza académica?

 La vergüenza académica ha sido definida por diversos(as) estudiosos(as) como la evaluación o percepción personal de un hecho como una falla, fracaso o transgresión, que usualmente es reconocida por otras personas y que tiene el potencial de ser desmoralizante. Un ejemplo de esto es cuando nos preguntan algo en una clase y cometemos un error al responder frente al curso, o bien cuando escucho mi pronunciación del inglés. En estas situaciones, somos vistos de una manera en que no queremos ser mirados. Nos sentimos disminuidos, inadecuados o en falta.

En ese sentido, uno de los aspectos más relevantes de esta emoción es que es marcadamente relacional, lo que implica estar o sentirse expuesto(a) a la mirada de los demás 

¿Por qué este es un aspecto importante en la experiencia universitaria? 

Es relevante porque el aprendizaje ocurre inserto en procesos sociales, vinculados a docentes, ayudantes y estudiantes, entre otros(as) personajes. A veces sentimos que acertamos, otras veces vemos fracasos en nuestros intentos. O que nos enorgullece aprender. Pero cuando no sucede eso, podemos experimentar la vergüenza de quedar expuestos(as) en estos intentos. Por lo demás, hemos estado acostumbrados por mucho tiempo a asociar el error con la desgracia o la indignidad. Investigaciones han mostrado que esto se produce por los siguientes motivos:

Ser tomado(a) por sorpresa o ser expuesto(a). 

Vergüenza tiene que ver con sentirse observado(a) por otros(as). Se señala que esto ocurre por dos procesos: cuando no se logró mostrar habilidades o conocimientos insuficientes o cuando se viven públicas reprimendas por parte de las autoridades.

¿Cómo lidiar con esta emoción en un contexto en el que es altamente probable experimentarla?

Es importante preguntarse si lidiar con la vergüenza implica suprimir esta emoción del proceso de aprendizaje. Rápidamente se podría pensar que sí, porque es una emoción altamente incómoda. Sin embargo, la vergüenza no solo inhibe el aprendizaje, sino que también, puede promoverlo. Como menciona Jude Walker, la vergüenza es parte del proceso de aprendizaje, ya que el aprender nuevos conocimientos implica vergüenza en la medida que vives la brecha entre lo que quiero ser y lo que parecemos ser mientras estamos en proceso de aprender (Fussi, 2015). 

Si te fijas, y esto es importante, se siente vergüenza sobre aquello que nos interesa. Solo algo que nos interese puede producir esa emoción y, por lo mismo, se debe ver como una señal de algo que nos importa profundamente. Donde hay vergüenza, hay valores que nos interesa cultivar. Así, tal como las otras emociones, puede ser una suerte de brújula que nos orienta respecto de lo que nos importa, de lo que queremos ser y cómo queremos ser. A pesar de sus asociaciones negativas, es un pilar fundamental para la cultura y los procesos de socialización. La vergüenza puede ser saludable: significa que tenemos ideales y un sentido de orgullo, que somos seres sociales que nos importa lo que otros piensen de nosotros. 

 ¿Qué se puede hacer para promover una convivencia saludable con la vergüenza? 

Primero, construir una comunidad donde equivocarse no sea mal visto. Si observamos que la vergüenza nace muchas veces de la sensación de “incapacidad” que disponen las reprimendas y burlas que otros y otras disponen, entonces una vía clara para evitar vergüenzas innecesarias es la de aprender a convivir con las observaciones equivocadas. Esto es importante, tanto para estudiantes y el profesorado.

Una larga cantidad de estudios demuestran la importancia de la percepción de control y autoeficacia en la persistencia ante las dificultades en los(as) estudiantes. En uno de ellos, se sugiere que los(as) estudiantes necesitan cambiar el foco global de sus fracasos a un comportamiento discreto que ellos(as) pueden controlar. Un ejemplo de esto puede ser cuando hacemos una presentación oral al frente de la clase y tengo la sensación de que lo hice mal, en este sentido esta percepción de fracaso se puede enfocar en buscar comportamientos que permitan tener mayor sensación de control de la situación, tales como practicar más, presentar frente a un espejo, entre otras.

Otra acción que se puede tomar es la de tener un gran repertorio de estrategias de estudio y estrategias volitivas para generar una adaptación flexible frente al proceso de aprendizaje. Estas estrategias pueden facilitar la autorregulación de emociones estresoras y la percepción de fracaso, pues facilitan a los(as) estudiantes tener una sensación de control sobre su aprendizaje. Ejemplo de lo anterior es poder reconocer si la estrategia que estoy utilizando me esta funcionando. En caso de que no lo esté, será necesario iniciar la búsqueda de otra estrategia hasta encontrar la indicada. Así, si me enfrento a contestar una pregunta que me hace el o la profesor(a), entonces puedo sentir que estoy fracasando. Ahí puede ser un buen momento para buscar otras estrategias, como hacer una revisión de los contenidos antes de la clase para familiarizarme con los contenidos.

 

¿Qué hacer si siento vergüenza en la universidad?